Aquí os mostramos un claro ejemplo, del "antes" y el "después", del proceso de termoformado de las botellas.
En este caso, es una botella negra de vino HABLA. Concretamente el número "diez".
El "diez" del anverso de la botella, está serigrafiado, y como podéis comprobar, se mantiene a pesar del calor al que se someten las botellas en el horno.
En el reverso de la botella, también serigrafiado aparece la composición del vino y todos los datos referidos a la bodega, incluso el código de barras, y al igual que el "diez", se mantienen también intactos.
En este otro caso, no recuerdo de qué vino es la botella, pero tiene un azul precioso.
En la primera foto, la botella está totalmente plana, y en la segunda el cuello está en distinto plano del resto de la botella, porque con esa doblez hace las veces de asa facilitando su manipulación.